Esta última semana he tenido una serie de reencuentros con mi yo del pasado. Y me he puesto a pensar en esos saltos tan inmensos que ha dado mi vida, esos brincos improbables, esos cambios tan drásticos de dirección que a veces se siente como brincar de una dimensión a otra, como si fuera una viajera que se mete a explorar todas las posibles líneas de mi vida.
Cuando pienso en la niña del francés que creía que se casaría a los 28 y tendría la misma vida de su mamá y sus tías: tardes con la abuela, tenis en el club, viajes de shopping. No puedo hacer match con la yo que fui a los 16, ni con Odioodiarr ni con la Ro de hoy.

Me parecen vidas tan lejanas y tan distintas, hábitos tan extraños para mi, formas de pensar completamente ajenas a la yo de hoy, hasta zonas por las que me movía, motivaciones, ideas y valores tan radicalmente distintos que siento que he estado en efecto brincando entre las líneas del tiempo, explorando todas esas posibilidades, como si estuviera viviendo en la película el efecto mariposa, dándome una probadita de hasta dónde una decisión aparentemente simple puede cambiar mi vida por completo.
Se que si la Rorró niña con su uniforme y su cola de caballo relamida con gel me viera hoy no pensaría que mi vida es increíble, que la yo sumida en caos de mis 25 a mis 32 no creería que tengo una vida equilibrada y vivo sin violencia.

Que la Ro de los 16 a los 25 jamás pensaría que una vez pisé el Tíbet y que yo lo pagué con mi dinero. En esas épocas con mi sueldo de 2,000 pesos al mes trabajando en un antro y apenas ganando para la gasolina, la verdad no me imaginaba que yo podría tener un futuro chido y cierta libertad, mucho menos tener un equipo de 5 personas en una empresa.

Y cuando veo eso, entiendo que las posibilidades son infinitas y me gustaría ir a decirle a la yo que intentó suicidarse porque no veía salida que es posible cambiar radicalmente tu vida.
Ver mi pasado me da hoy más que nunca esperanza en el futuro, me permite comprender cuanto somos capaces de cambiar y cuánto nuestra vida puede llegar a sorprendernos.

Agradezco que todos podamos hacer esos brincos entre dimensiones. Aunque a veces no lo creamos posible.