En el 2013 súper quebré y ya cuando toda esperanza se estaba acabando y no tenía más que $8,000 pesos en mi cuenta conseguí un trabajo en una agencia de publicidad. El único problema es que mentí en la entrevista y no hablaba inglés.
Me acuerdo que me contrataron en diciembre y en enero tenía que empezar, así que me puse a tomar clases intensivas en una escuela en la Condesa. Mi maestra me dijo que mi inglés estaba fatal y que requeriría de muchos años para lograr hablar con fluidez. Hoy me encontré los apuntes de esas clases y me hicieron recordar la angustia que sentía de no poder hablar.

Angustia que se intensificaba cuando ya en la chamba me tocaba hacer alguna presentación en inglés. Escribirla no era tanto pedo porque usaba Google translate. Pero cuando tenía que hablar era toda una odisea.
Después vendría el viaje a Turquía en donde se me ocurriría Eat Like a Local pero justamente el inglés seguía siendo un obstáculo. Esta vez no dejé que me detuviera y practiqué sin cesar, viendo series en inglés, leyendo en voz alta y teniendo conversaciones imaginarias conmigo misma.
Mi primer tour fue muy estresante pues siempre da mucho oso hablar y equivocarse, se me olvidaban las palabras, me trababa y me daba mucho nervio. Pero no iba a dejar que el inglés se interpusiera entre yo y mi sueño.
Hoy me escucho hablar inglés y me da orgullo ver lo que se puede lograr, no tengo pena ni me trabo y me da mucho gusto haberme enseñado a mi misma a hablar para poder ser guía de turistas.
Y recuerdo que no fue fácil, que tuve que trabajar duro y practicar mucho. Pero valió toda la pena, la vida que tengo hoy no sería posible si esa Rocío no hubiera sido disciplinada y necia para enseñarse a hablar inglés. Y me agradezco enormemente por haber sido tan lista y tan determinada. Gracias Ro del 2015 por soñar la vida que tengo hoy y por hacer todo lo necesario para hacer ese sueño realidad.